Así compre mi t4



Mi t4, hace un par de meses.

Ahí está ella, toda arrugadita, y aun así, como el querer a un hijo, la más bonita, sabes que es feíta y que está estropeada y mira que no brillaba por ningún lado, este es un claro ejemplo de belleza interior, bueno, tampoco era bonita por dentro, pero a mi si me ponía bonito, muy bonito por dentro. La compre en Junio de 2019, desde el día que me di cuenta que podía comprar una, me puse a buscar como un loco, me vino muy bien ocupar mi mente con un sueño tan bonito, uno de los primeros problemas que tienes que solventar cuando quieres dejar de beber, y tienes que hacerlo rápido, es que hacer con el tiempo que antes ocupabas bebiendo, que en ocasiones se trataba de todo el día, pero a mi personalmente, el momento que más me costo de todos los momentos que en el día yo bebía fue al terminar de trabajar. Me acostumbre rápidamente a beber en esas horas, fue como el ritual mañanero del que hable anteriormente en Diario pero no a diario, los rituales  no tienen hora, son momentos en que te acostumbras a beber con tranquilidad, por ejemplo, por la mañana para ir a trabajar, sabes que solo te puedes beber una o dos copas, no te da tiempo a más, como que estas seguro que no te vas a emborrachar, y te lo bebes como si no le estuvieras haciendo daño a nadie, con impunidad, como un ladrón de guante blanco, ahora sé que con cada trago me moría un poco más, por la tarde me ocurría igual, en estas ocasiones la tranquilidad venia mas bien porque no me alcanzaba el presupuesto para la borrachera completa, otras porque con dos litronas ya rematabas todo lo del día y caías muerto antes de cenar, ahogado en la tristeza, el sofá era mi cama diaria. Los primeros consejos que te dan los veteranos vienen por ese camino, tienes que ocupar ese tiempo en algo positivo, ocupar tu mente con pensamientos nobles, despertar un poco esa imaginación aletargada, escondida tras las pocas neuronas supervivientes de tantas noches infinitas.

Miré durante horas furgonetas por internet, hable con varios amigos que entendían del tema, porque a mi me gustaba, pero no sabia ni que modelos existían, la primera vez que escuche L3H3 me quede pasmado, así que iba buscando y preguntando a mis amigos, y un día, por la tarde, por casualidad supongo, como ocurren las mejores cosas de la vida, dando un paseo con Trompo al parque del pueblo, que era la única salida que hacia en ese momento, me encontré con el dueño de un quiosco que está en el camino, tenia una Seat  Inca verde aparcada en su puerta y la estaba mirando, tenemos amistad porque aparte de ser buena persona, es carpintero, como mi familia, yo le pregunté, que Juan, te has comprado una furgoneta, no? y comenzamos a hablar, le comente que estaba buscando una, pero más grande, tipo Transporter, y poco más, continué mi camino hacia la aventura más loca del momento, pasear a Trompo, aunque creo que más bien es él quien me sacaba a mi, si no llego a tener la inmensa suerte de que este animalito estuviera a mi lado, y llamarme exagerado, creo que hubiera sufrido el doble, tuve y tengo miles de conversaciones , me dirijo a él a menudo como a una persona porque el reacciona, me entiende mucho mejor que la mayoría de ellas, cuando me veía llorar le cambiaba la cara, se asustaba y se escondía, entonces yo para que se quedara, hacia el esfuerzo e intentaba parar, lo cojo, lo abrazo y ya todo pasaba, podíamos continuar nuestro camino, así cientos de días, el también sufrió mi alcoholismo, pero siempre lo tuve a mi lado, en el trabajo, en el bar, donde podía allí venia, y ahora es un super perro super feliz y super viajero, es realmente el amor de mi vida, y hacia el parque que fuimos los dos.

Casi llegando al parque, veo a Juan con su Inca verde que se dirigía hacia mi, se paro a mi altura, aparcó y se bajó, "Germán, que justo cuando te fieste me acordé.....".
Me contó que tenía un amigo en Estepa, un pueblo cercano de la provincia de Sevilla, y que tenía, no una, sino dos Volkswagen Transporter.

Yo no lo sé, llamarle casualidad, llamarle destino, o llamarle como cada uno quiera, lo que si sé es que nadie me regaló nada, esta furgoneta la conseguí yo, con mi sudor y con mis lagrimas, nadie me recogió del suelo, me levante y ande hacia esa puerta yo solito, ahí si encontré esperanza pero cuando después de dos horas de reunión sales a la calle, eres tu quien decide el camino, el sufrimiento también es solo tuyo, y por eso, y aunque el agradecimiento es infinito a mucha gente, al final eres tú y solamente tú quien decide tú destino.

Ni que decir tiene que al otro día estaba en Estepa, me acompañaba mi amigo Antonio, una persona muy importante en mi vida, de los tres que estábamos tiempo atrás en Torremolinos, él responsable que no vino a Jerez, que como conté en el segundo capitula de la historia "Entre un Patrol y una Furgoneta" se convertiría desde aquella experiencia en una persona muy especial, llegando a ser hoy mi mejor amigo, el que siempre está, el que te busca.

No fue fácil tampoco hacer el trato, como todo en la vida se me complicó, ya no bebía, mi mente estaba aún lejos de la sobriedad de hoy en día,  aunque sabia lo que quería, pero los defectos de carácter que arrastras durante la etapa alcohólica prácticamente estaban intactos, la impaciencia, los comentarios desafortunados, el miedo a que me engañaran, el tono de voz, y un cumulo de infortunios provocados por mi poca experiencia.

En ese momento trabajaba en casa de mi hermana menor, recién salidos del estado de alarma ella decidió hacer obra y me puse manos a ello, trabajaba solo, de 7 a 3, y por las tardes lo dicho, un paseíto y a casa, excepto esa tarde, esa tarde el paseíto era con mi amigo Antonio y a un destino muy diferente, me recogió con su coche por la tarde, a eso de las 5. Fue un trayecto de lo mas tranquilo, aunque por dentro la inquietud era máxima, pero ver como se acercaba el momento fue algo muy bonito. 
Llegamos puntuales, la cita era en una nave que tenia el dueño en un polígono que hay junto a la carretera, en la puerta estaba la que parecía mi futura furgoneta, me vi de inmediato con mi perro recorriendo kilómetros, era perfecta, una Volkswagen T4, blanca, no estaba mal de chapa, era sobradamente valida. Después de darle mil vueltas y vistazos se presentó un coche del que se bajó un hombre de edad avanzada, recién jubilado creo recordar, muy formal fue la primera impresión, mis ganas también de que lo fuera supongo, iba recomendado por un amigo y eso me daba un poco de tranquilidad, porque yo no entiendo de mecánica. Tras la presentación yo le pregunte que si era esta la furgoneta, y él respondió que no, que esa era la suya, esa no estaba en venta, que tenia otras dos, pero que debíamos ir al taller a verla, a mi ya me cambió el cuerpo, me imagine de pronto otra tartana como las que tuve tiempo atrás, pero bueno hacia el taller que nos fuimos, estaba cerca. Era una nave con un largo pasillo a su lado izquierdo que la recorría hasta un patio trasero, suficiente para que pasara un camión, empezamos a recorrerlo  y poco a poco empezaron a vislumbrase un coche tras otro, hasta que mi ángulo de visión como un radar detecto el gran bulto blanco que sobresalía por encima de los techos de los coches, fue un gran alivio contemplar ante mis ojos aquel vehículo destinado a ser mi hogar, contra pronostico parecía cumplir con creces mis expectativas, el sentimiento de antes desapareció instantáneamente y en cambio se abrieron dos enormes ojos como grandes platos que recorrían cada centímetro de  chapa, podía estar mejor pero también el presupuesto era el que era, estaba terminada, lista para probar, y yo estaba echo un flan, mi primera vuelta, que ilusión, y encima todo perfecto, aire acondicionado, sin maltrato aparente, sin duda, después de aquella vuelta ni mis ojos ni mis pensamientos se ocupaban de otra cosa.

Terminada la prueba era hora de hablar de dinero, en ese momento disponía de dos meses de trabajo, alrededor de 2500 euros, la orientación de Juan, el quiosquero que me la descubrió, y entonces iniciamos la conversación, yo le pregunté directamente, porque lo que yo quería saber era si pedía una cantidad a la que yo pudiera llegar, tenia ese dinero pero tenia formas legales de conseguir algo más.
Me contesto que pedía tres mil euros, más la factura del taller, la cual no sabia por donde podía salir, tampoco me orientaba, y comencé a ponerme nervioso porque imaginaba que serian al menos otros 500 euros, lo cual suponía que me saldría por 3.500 y conseguir mil euros, mas la transferencia, mas el seguro estaría hablando de 3900 euros y para mi esa cantidad estaba camino de convertirse en un disparate jamás imaginado, una persona que pocas veces consiguió que el sueldo de la semana cobrado el viernes por la tarde alargara apenas para el tabaco del lunes tiene un sentimiento ante esta situación de impotencia, de camino a medio recorrer, como que por un momento llegue a pensar que a lo mejor aun no estaba preparado para tener en mi poder esta libertad, que aun mi serenidad no estaba preparada para emprender este camino, y que no tener el dinero suficiente no era mas que una señal para tener paciencia y llegar a tener más madurez antes de tener que manejar ciertas situaciones nuevas que se me presentarían con el inicio de mis viajes y que iba a tener que superar si o si, pero mi ambición fue bastante superior a mis miedos, y rápidamente mis neuronas se activaron aunando esfuerzos en un solo objetivo.
Después de divagar un rato, quedamos en que tendría noticias en cuanto el taller presentara la factura, y partimos para Alameda.
Estaba contento, sabia que de alguna manera, mi recién obtenida sobriedad me abriría las puertas que hubiera que abrir, tanto a la hora de partirme el lomo trabajando, como a la hora de que confiaran en mi para poder hacerlo, la confianza es una llave infinita que a veces frustra la recuperación del enfermo, aunque en la cabeza del alcohólico en recuperación, el camino de la sobriedad es una línea infranqueable, aunque en lo mas profundo de tu ser sepas  que tu cien por cien esta puesto en ser verdadero, fuiste tantas veces un cero que solo una gran fortaleza mental  hace que también sepas que con tu esfuerzo llegara el momento, y piensas, vale, acepto la situación de esfuerzo sin recompensa, es la penitencia que tienes que pagar por el daño causado, y debes hacerlo feliz, es la mejor opción.
Enfrentarte al momento, en que a tu lado alguien consuma alcohol, y poder tener una conversación con él, sin que tus ojos parezcan que siguen un partido de tenis que va de la mesa a la boca, es algo que no sabes si vas a poder superar en primera instancia, hasta que no coges el toro fuerte y decides vivir, es algo poco recomendable, debes primero confiar en ti, y cuando eso ocurre, y la gente de tu alrededor te ve que no tiene importancia para ti, que verlos beber es como verlos comer, entonces tú estas muy fuerte y ellos lo notan, lo notan en todo, porque conocen muy bien los malos hábitos del pasado, quien haya tenido la suerte de conocerme solo en sobriedad a lo mejor no es tan consciente del alcance, pero se que gracias a mi esfuerzo, y a poner todo mi empeño en ser lo que quiero ser, que tan solo es ser buena persona, la confianza llegó, llegó en miles de gestos, uno muy descriptivo es el echo de que hasta aproximadamente esta fecha de la que os cuento, unos seis meses en sobriedad, mi madre no me entregó las llaves de casa, seis meses es un tiempo en el que ella, casi día a día vio el cambio, desde el primer día lo vio, pero hasta que no pasaron otros ciento ochenta más no confió, o al menos no del todo.

Este tiempo que transcurre desde el esfuerzo hasta la ansiada recompensa es muy peligroso, el desvanecimiento de las fuerzas es bastante común, instantes en que crees merecer más, momentos donde parece no merecer la pena el sacrificio, a veces te sientes incomprendido y la rabia se apodera de ti, pero eso solo ocurre porque las personas que te tienen que comprender en la calle no son alcohólicas, ahí reside uno de los que para mi es el gran secreto, nadie comprende mejor a un alcohólico que otro alcohólico, ellos te hacen ver que es normal, que hay que seguir y no desfallecer en el intento, que esos sentimientos desaparecerán con el tiempo y la constancia, y te vuelves a situar en el camino de la esperanza, sales de allí con la certeza de que merece la pena todo esfuerzo.

Al final opte por la vía rápida y mi madre me presto el dinero restante para poder comprar la furgoneta, un dinero que le devolví cumpliendo a rajatabla con mi palabra, ganando así, otro poquito más de confianza, porque es la única manera, no hay atajos para ganar algo tan importante, y como tanto esfuerzo y empeño me costo ganarla, me aseguro cada dia de no perderla, porque también sé que seria perderlo todo, es una llave infinita imposible de regalar, solo el esfuerzo te la da, y lo mejor de todo es que cuando la ganas, aunque alguien no te la quiera dar, en su interior sabe que la tienes.







         Desde que te das cuenta que con esfuerzo se consigue todo sueño, el limite lo pones solo tú.
 

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