Presentación

En primer lugar, yo he llegado aquí sin careta, nunca me gustaron, ni Instagram ni las caretas, pero leí una vez, no sé si Kurt Cobain o Robe, pero decía " las drogas por si solas no son malas, somos nosotros los que hacemos cosas malas cuando nos drogamos " , y creo que ya seréis conscientes del alcance.

Sé que seré criticado, y en realidad no sé si debería contar, pero quiero contar.

No recuerdo el momento, lo sé porque un vecino cotilla lanzó una foto, ahora muy oportuna, hoy le doy millones de gracias.
Yo aparecía rodeado, por dos Patrol y sumando bien, cuatro guardia civiles, ni que decir tiene la tremenda careta que hay si llevaba, os podéis imaginar el impacto de algo que no recordaba y que tenía ante mis ojos sin poder negar.
A partir de ese momento pensé que debía cambiar, hace ya casi cuatro años.
Comencé a debatirme entre días buenos, semanas malas y meses diabólicos de idas y venidas al subsuelo.
Después de casi 40 años de ingobernabilidad, algo cambio en mi vida, y fue cuando entre por la puerta de Alcohólicos anónimos.

Este símbolo me ha devuelto todo, mucho más de lo que nunca tuve y por eso quiero agradecer contando mi historia, la historia que ocurre Entre un Patrol y una Furgoneta, la historia de cómo se puede, porque me sentiré satisfecho con que solo llegue a una persona, mi deuda que será eterna se volverá mas llevadera.

Quiero que quede claro que no busco ninguna palmadita en la espalda, las palmaditas ya me las doy yo

Cuando te sinceras contigo mismo y te das cuenta de lo bajo que estás, cuando te vuelves consciente de lo poco que vales, adquieres el poder de saber cuánto has avanzado hoy. Cuando aprendes a valorar lo que tienes te conviertes en un rico.
De corazón agradezco las alabanzas pero ni las busco, ni las necesito.
Esto es una locura que sale de mis adentros, que no se como acabará, pero que no me da miedo el fracaso, que vengan las tormentas que tengan que venir, porque después de tantas batallas perdidas, se sufrir bastante bien, aprendí a sacar lo bueno de lo perdido.
Yo soy un simple albañil, de todo lo demás soy aprendiz, no soy escritor, soy indisciplinado lector, por eso esto tampoco será un libro.
No tendrá estructura, en parte porque mi memoria ha quedado dañada, como buen alcohólico, tengo 41 años, pero apenas viví 20.
La ubicación temporal es confusa, tengo que realizar un verdadero esfuerzo para que mis pensamientos tengan sentido. Puede que se avance y luego se retroceda en el tiempo, porque recuerde hechos de envergadura necesarios para comprender mi angustia, la angustia que sufre todo alcohólico.
Por eso tampoco está escrita, porque tardaría una eternidad en ordenar mis pensamientos.
Decir que yo hablo en mi nombre, no hablo en nombre de alcohólicos anónimos, solo cuando sea imprescindible me referiré como AA.
Lo último que desearía es que algo que me devolvió la vida, porque lo que yo tenía no se le puede llamar vida, se viera dañada por cualquier cosa que yo pudiera decir.
Otro punto importante, quizás el que más, es el anonimato, esta es una historia mía, sobre mi, y mi anonimato es solo mío, y puedo deshacerme de el cuando estime oportuno, mientras que guardaré con recelo el de cualquier compañero.
El día que entre por esas puertas está grabado a fuego.
Esa persona, moradora del subsuelo, sin cara, despojado de toda dignidad, pérdida hace tiempo en las cloacas , donde noches y días interminables de soledad eran sin descanso bañadas por sus lágrimas, porque lloré, ya lo creo que lloré, lloré.
Cruzas la puerta y encuentras a gente desconocida, que no te pide nada y te lo da todo, y poco a poco te colocas más arriba, muy poco a poco, pero ves que si, que así si, y sigues adelante dándolo todo, porque así somos los alcohólicos, no lo bebemos todo o nada, porque para mí no hay punto medio, simplemente no sé .Pero llega un momento en que te sientes preparado para ahora ser tú el que ayude, porque esa es la clave, ayudar, ayudarnos entre todos, y funciona, ya lo creo que funciona.
Y como esa es la clave, porque ayudando a otros me ayudó yo también, esto es lo único que pretendo, ayudar, ayudar a quien en mis errores pueda verse reflejado, que le haga preguntarse si está recorriendo el mismo camino que yo, ese camino que no hay que recorrer, y poder mostrar a quien aún no ha recorrido el suyo que en la vida para ser feliz lo que hay que ser es auténtico, y no dejarse arrastrar por lo que las bondades que los excesos nos puedan hacer creer.
Y como se puede cambiar los viajes en un Patrol por los de mi querida furgoneta, así que si al final sale algo bonito de todo esto, me gustaría recorrer sitios con ella, contando mi historia en una cárcel o en cualquier instituto.
Yo a la vida que tengo ahora le pido poco más, lo único que realmente me apena es que mi padre no haya podido verme en recuperación, falleció apenas tres días antes, a lo mejor el hizo que alguien tirará aquella foto.

.