Esto va de soltar
Esto va de soltar...
...es lo primero que me atrevo a decir y no solo artilugios que no puedo llevar conmigo en mi furgoneta, creo que además se debe soltar todo lo que un día nos hizo daño, todo lo que marcó nuestra vida a base de llanto y sufrimiento, desprenderse del rencor para llevar el alma descargada de historias que no llevan a nada.
La vida son ciclos y hay que aprender ha cerrar para poder arrancar uno nuevo sin el lastre del pasado, eso el alma lo nota, es como en el amor, hay que dejar de amar para poder volver a amar con la tranquilidad necesaria para hacerlo bien.
En mi caso no hablo de ciclos de amoríos, ni ciclos de edad como la juventud o la madurez, en mi caso los ciclos simplemente son dos, mi etapa alcohólica y mi etapa en sobriedad, en cada una de ellas hubo amores y desamores y errores de juventud que se repitieron en la madurez, de ahí que no sean estos factores los que han determinado donde acaba una vida y donde empieza otra, porque es exactamente así, mi vida son dos etapas que nada tienen que ver la una con la otra, aunque aun arrastro innumerables defectos del pasado se que a quien no me conoció en el desenfreno le cuesta imaginarme por ahí tirado con la cara desencajada, pero así fue y durante bastante tiempo, no reniego de lo que fui, quizás porque ya no lo soy, ni mucho menos orgulloso de haber transitado por los infiernos, de igual manera sé que quien si me vio por esos mundos y de esas tintas nunca depositará toda su confianza en mi, lo sé, y no me importa ni me afecta, de ello no depende mi recuperación, la aprobación de los demás hace demasiado tiempo que dejo de afectarme como para que así sea.
Se puede pensar que fue mi t4 la que ha marcado mi vida o este viaje tal vez sea lo determine quien seré, pero ni una cosa ni otra hubieran sido posibles en mi etapa anterior, las dos hubieran ido al traste antes de ser siquiera pensamiento, de echo nunca lo fueron, yo creo que todo lo bueno y lo malo de mi vida en gran parte van de la mano del alcohol y las drogas, del consumo o no consumo, no digo que solo me ocurran cosas buenas en sobriedad y malas en mi etapa alcohólica, pero las malas son más malas cuando lo pagas con el alcohol y las buenas son menos buenas también porque a menudo las estropeas o ni las aprecias, tu cerebro está demasiado ocupado con la adicción como para apreciar cualquier atardecer en la playa, esperar a que caiga el sol despacio junto a Trompo, descalzo, os voy a contar hasta que punto es un placer para mi dejar correr el tiempo y saborear la tranquilidad y hasta que punto me puedo llegar a sentir libre estando solo sentado en una silla, pero es que hubo un momento en mi vida en que mi tiempo en un lugar estaba determinado por la cantidad de alcohol que pudiera tener, es tan triste como cierto y más común de lo que podamos creer así que ahí va.
Fue un día en concreto, lo recuerdo perfectamente, fue uno de esos días en los que te das cuenta de la esclavitud a la que estas sometido, uno de esos días que sin saber porque se han quedado grabados en la memoria como a modo de alerta, para que quizás no se me olvide lo débil que puedo llegar ser, no es que ocurriera ningún desastre, fue un día de lo más común, para poneros en situación, en ese momento en concreto tenia pareja, hacia solo semanas que lo habíamos arreglado después de la ultima pelea, para mi todas eran la definitiva y por eso actuaba en modo destrucción tras la separación, en un segundo pasaba de tener trabajo, casa y familia a no tener si quiera para comer al otro día.
Después de reventarlo todo siempre hice la intentona de desaparecer del pueblo, después de cada pelea aunque nunca lo lograba, pero esta vez si me fui, a Málaga concretamente, también había dejado plantado a mi jefe, pero en tanto me organizaba mínimamente para irme se puso en contacto conmigo para arreglar las cosas, me pagó lo que me debía y quedamos que desde Málaga yo iría a la obra que estaba en El Rincón de la Victoria y todo arreglado por esa parte pero duró poco el arreglo.
Un domingo era recuerdo nos pusimos en camino, me llevaba un amigo porque yo no tenia coche, más o menos la intención era como de empezar una nueva vida lejos de los problemas de pareja y demás, recuerdo mirar atrás enterrado en lagrimas, por el dolor de la ruptura sobre todo, pero también temeroso, sabedor de mi poca capacidad, en ningún momento me vi victorioso, mas bien era claramente una huida, una necia intentona hacia un desastre anunciado.
Mi hermana me había reservado un albergue durante dos semanas, la idea era ir desde ahí al trabajo en tanto encontraba otro lugar donde quedarme y allí que nos fuimos, mi amigo me dejo en la puerta con mis pocas pertenencias después de pasar un rato en la playa a modo de despedida, recuerdo entrar y bajo la escalera inclinada de una sola hoja encontrarse una pareja de franceses dueños del albergue, tras registrarme subí al piso superior a dejar la maleta, un cuarto con unas doce camas repartidas alrededor en literas, a un lado los aseos y las duchas y una puerta a una terraza desde donde se divisaba la playa, no hubo mucho descontrol esa noche porque aun retumbaban los humos del desastre anterior y la pena, a pesar de querer aparentar otra cosa, me abrumaba, estaba roto en realidad y no sabia apagar el dolor de otra manera, pero esa noche me comporte, deambule un poco por la noche malagueña pero a modo de paseo sin rumbo, una litrona en este parque, otra en aquel y vuelta al albergue, Trompo no me acompañaba, lo dejé sin importarme nada en casa de mi madre, no me tembló el pulso necio de mi, sabia que no tenia medios para que viniera conmigo por el momento.
A la mañana siguiente me levante para ir al trabajo, cogí el autobús y a la obra que fui, la operación consistía en recoger el camión de la empresa y dirigirme con un compañero a reformar un patio al que solo se podía acceder tras unos 200 metros a pie, todo había que hacerlo a mano, el problema parecía estar en una inexistente cimentación que había provocado la rotura del muro que recercaba el patio y comenzamos a ello, había que demoler todo el muro, sacar todo el escombro a mano hasta el contenedor de escombro que estaba en la otra parte del mundo parecía y realizar una nueva cimentación que según el arquitecto y mi jefe no existía, pero realmente es que no miraron en el exterior porque había que saltar la vaya y dieron por echo que ese era el problema, la cosa es que cuando la salte yo había un cimiento de tres pares, mucho mas grande que el que ellos habían proyectado hacer, de modo que ni había que demoler ni hacer, hubiera bastado con tapar la raja que se provoco tras el asentamiento que toda obra nueva sufre y ya, toda la reforma que habían proyectado hacer era innecesaria y cuando se lo explique a mi jefe me dio toda la razón pero que lo demoliera igual, yo le dije que no, que si pudiera entrar una maquina se lo reventaba o lo que el quisiera pero que pegarnos esa gran cantidad de primero demoler a mano, sacar el escombro , meter todo el material nuevo y realizar todo otra vez aunque fuera sobre el mismo cimiento era una tontería que no iba a hacer y el sabia que no lo haria, discutimos y la cosa quedo que mañana veríamos, la cuestión estaba en que el gran beneficio de el era por hacer todo ese trabajo a mano o sea sobre nuestras espaldas, y la verdad que me pillo en un momento en que simplemente cuando llegue al albergue me emborrache, gaste todo el dinero que tenia y ya no me volví a presentar, perdí el teléfono móvil y un poco más la dignidad, recuerdo amanecer el la playa muerto de frio, con el sentimiento de no tener solución, el orgullo y demás defectos de carácter son una bomba para un alcohólico en un momento tan delicado como una separación, esa nuestra mejor escusa.
Transcurrieron los días gracias a que mi hermana que me socorrió al día siguiente, al ver que no contestaba al móvil se presento allí, me presto algo de dinero con la promesa de no malgastarlo, me consiguió un nuevo teléfono móvil con un nuevo numero, aunque había perdido todos los números que tenia guardados hay dos que tengo en la memoria y no se van ni con el tiempo, son los dos números de teléfono de mis dos ultimas parejas, están ahí, aun hoy los recuerdo sin querer, me pasaba horas delante de su wasap mirando su foto, cuando aparecía en linea era como mirarla a los ojos, me entraba un pellizco inmenso en el corazón, yo aun estaba profundamente enamorado por supuesto, hasta las trancas, y un día, cuando llevaba cosa así como una semana, una noche de esas que estas roto de dolor por todo le escribí, unas palabras que no recuerdo exactamente pero que decían algo así como que buscaba su abrazo en la noche y ya no estaba, su atención fue inmediata, aun no conociendo el numero de teléfono al instante supo que era yo, supongo que ningún pretendiente nunca intento enamorarla con palabras de esas, me escribió al instante y sin hablarlo se arreglo, ahora había un problema, que yo estaba en Málaga y asi iba a seguir aunque fuera sin trabajo, pero pronto encontré un hueco para reformar un piso con un amigo y además caí en la cuenta de que tenia desempleo.
Las dos semanas se acababan y había que decidir que hacer, mi hermana me propuso irnos a un camping cerca de Marbella, en Cabo pino, dejaban entrar animales y mi amigo vendría a recogerme allí cada día, entre tanto ardía en deseos de verla a ella.
Llego el ultimo día en al albergue y todo transcurrió según el elaborado plan que durante varios días estuve cavilando, cargado con las pocas pertenencias que me acompañaban me subí a un autobús que me llevaba de camino a Alameda, la idea era recoger a Trompo para que me acompañará en el camping y por supuesto reunirme con ella, tras los desastres las reconciliaciones iban lentas, ella se avergonzaba de volver conmigo, yo lo sabía aunque volvía, quizás el amor o lo que sintiera por mí no eran tan grandes como su vergüenza en parte comprensible porque unos días atrás todo el pueblo me vio arrastrarme por el suelo aunque está claro que para aguantar a un alcohólico hay que estar enamorada pero la cosa era que en el momento en que estaba con ella ya no bebía, el dejar la bebida al volver a estar en pareja era algo que ella daba por supuesto, no había que tener otra vez la misma conversación que tuvimos en su día, en cada ocasión lo lleve a cabo sin la menor complicación, el echo de volver a estar en pareja me daba la suficiente fuerza para dejar la bebida y de cara a ella así era siempre excepto esta vez, evidentemente la engañaba, bebía cada día desde que me fui al albergue y seguí haciéndolo cuando lo arreglamos hasta este último día en el albergue, suponía, para mí mismo que el día anterior sería el último, hoy ya me encontraría por fin con ella y el olor del alcohol es penetrante para quien no bebe, yo no me la jugaba, de modo que con esa intención transcurrió el día, los detalles de aquel reencuentro no creo que aporten nada a mi historia, solo deciros que tras vernos en un pueblo vecino lejos de las miradas de vecinos conocidos nos despedimos hasta el siguiente fin de semana y otra vez con el pobre de mí amigo Antonio que siempre estaba dispuesto a echarme una mano, cogimos a Trompo por fin y como una persona nueva, emprendimos otra vez camino lejos de Alameda, al camping de Cabo pino, en Marbella, donde nos alojaríamos mi hermana, Trompo y yo, un par de meses, la cosa prometía....
Pero la cosa venia torcida ya, sin darme cuenta había vuelto a caer en la rutina del beber diario y esta vez me cogió como pocas, fue el inicio de mi ultima racha de alcohol y drogas sin poder parar, una racha que a veces doy gracias de que ocurriera así porque termino con mi ingreso en el colectivo de A.A., en las dos siguientes semanas abuse cuanto pude y no porque quisiera, realmente me daba cuenta de que la cosa iba a peor cada día, levantarte por la mañana y que el primer pensamiento fuera beber es un claro síntoma de alcoholismo, tan solo no bebí un día de la semana, el domingo porque cogí un autobús para volver a encontrarme con ella, y en cuanto volví a llegar a Málaga en la noche para hacer transbordo hasta el camping compre la primera lata, tenia muy poco dinero por entonces, en la reforma me pagaba a cuentagotas, lo justo digamos, pero era tal la dependencia por entonces que antes que comer prefería beber, la cerveza me quitaba el hambre.
El día en cuestión fue un sábado, yo no trabajaba, recuerdo tan solo tenia unos pocos euros y unos cuantos cigarrillos, fijaros si me habré bebido litronas en mi vida que sabia exactamente cuantos cigarrillos me fumaba mientras me la bebía, siempre eran los mismos, cuatro cigarrillos casi seguidos era el tiempo que tardaba en beberme cada una, compré dos litronas y las metí en una mochila vieja de color negro que tenia, Trompo ya estaba conmigo haciendo de las suyas y los dos contentos nos fuimos a la playa que esta a un kilometro o así, era un día sin preocupaciones, para pasar el día del camping a la playa y nada más, sin nadie que me dijera nada, el problema que yo siempre he tenido es que no sabía dosificar, por suerte no tenia para más.
Ya en la playa, una playa preciosa que me encanta, aun voy hoy en día y recuerdo estos momentos, hay que recordar los buenos momentos de la vida pero los malos también no vaya a ser que se repitan, ya en la playa antes de bañarte ni nada abrí la primera litrona, la adrenalina ya sube por tu cuerpo, ese primer buche tempranero era tranquilizador, te pones un poco eufórico pero el ansia de la bebida se calma, así que es como un contraste de sentimientos, es darle a tu cuerpo lo que necesita para estar bien, si no se lo das estas nervioso y ansioso y cuando lo recibes una falsa alegría lo invade todo, hasta que le das el ultimo trago y abres la segunda, recuerdo perfectamente como decirme a mi mismo tranquilo que es la ultima del día, que te dure más, por mi que durara todo el día, por mi todo el día hubiera estado bebiendo, pero no fue así, otro baño quizás no recuerdo tanto detalle, pero la imagen que se me quedo grabada en si fue al levantar la litrona de cristal, un poco inclinada, el reflejo del sol no me dejaba ver el liquido, recuerdo el contraste que marcaba el nivel por la mitad, recuerdo perfectamente el bajón en el cuerpo, hay imágenes y sensaciones que nunca olvidaré, recordar sentimientos me eriza la piel, y ahora que vas a hacer? me dije sin querer, podía haber seguido allí hasta la hora de comer, tenia comida que me había dejado mi hermana, y volver después, quizás un paseo para ver la puesta de sol, pero esos pensamientos no pasaban por mi cabeza, simplemente no supe mantenerme allí sin cerveza y me levante y nos fuimos de vuelta, recuerdo que llegue sobre las once a la playa y antes de las una ya estaba de vuelta en el camping sin saber que hacer, me sentí absolutamente dominado por el alcohol y aun así no puedes contener el deseo, era algo superior a mis fuerzas pensé siempre, por suerte otra vez me equivocaba, la fuerza del querer hacer algo es muy poderosa, si realmente lo quieres y ahí esta la cuestión, en quererlo de verdad, por ti y solamente por ti, no por ninguna mujer, porque si algún día esa mujer no esta que vas a hacer? volverás a beber como hacia yo? Tiene que llegar ese día en que la tristeza te hunda para darte cuenta de que no merece la pena esa tortura, de que te des cuenta que estas tirando tu vida a la basura, tiene que llegar el día de admitir sin complejos que yo no puedo beber porque no se controlarlo y nada más, si admites eso hay media batalla ganada, ahora puedes dejar espacio a otro tipo de pensamientos, otro tipo de metas aparecerán en tu vida, metas muy diferentes a las de conseguir un trago, mucho más placenteras que un trago mañanero.
Abrir un libro en playa, sin nada que me atormente, sin ninguna prisa por llegar, sin ninguna prisa por partir, sin nada que me saque de la historia que me cuenta salvo la puesta de sol, mirar como Trompo me acompaña, mirar como es feliz conmigo, mirar simplemente como pasa el tiempo, como va pasando de amarillo a ese naranja que nos enamora es algo que durante mucho tiempo me negué.
Como comprenderéis la sensación de sentir que medio soy dueño de mi vida es algo nuevo para mi, decidir donde estar en cada momento sin destrozar nada es algo a lo que aun hoy no estoy acostumbrado, arrancar mi t4 y partir al siguiente destino sin herir a nadie, sin provocar dolor a ninguna madre ni a ningún hermano, mirar atrás y ver como ya el huracán no deja rastro de destrucción es fruto de superar el dolor con sacrificio y no vale desvanecer sino todo lo logrado simplemente desaparecerá.
Por eso digo que esto va de soltar, de soltar completamente la persona que crea el echo de caer en una adicción, de soltar hábitos y costumbres que te hacen caer siempre en el mismo laberinto de soledad y destrucción.
Me pregunta mucha gente por mi soledad, que como la llevo? que como es eso de viajar tanto tiempo solo? y yo les digo que nunca me pude sentir mas acompañado, es largo comparar las dos soledades, la de mi yo alcohólico y la de mi yo viajero, pero creo que para todos es rápido de comprender que quizás estoy viviendo el mejor momento de mi vida, creo que...
...la libertad es ahora, como dice Robe: " ahora es el momento".
(Jessi) ya extrañaba leer tu blog y al leerlo visualizaba que tú me lo estabas contando… se te extraña mucho amigo mío, pero como bien dices ahora es tu momento, deseando de seguir leyendo tus historias, disfruta tu aventura 😘😘❤️
ResponderEliminarCuantas noches este verano de historias, por suerte ahora vosotros formáis parte de ella.
EliminarBesos a millones
Disfruta muchisimo del viaje y suelta todo lo que quede!!! Nos vemos pronto hermano, te quiero✌️
ResponderEliminarGracias hermano, yo tambien te quiero mapache y mucho
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